miércoles, 4 de marzo de 2009

ANHELO Y SED POR DIOS

La sed es una necesidad física que el hombre no puede dejar de satisfacer.
El organismo requiere mucha cantidad de agua para mantenerse saludable y la falta de ella por tiempo prolongado, podría ser fatal.
Así el alma del hombre manifiesta esta necesidad desde su nacimiento y cuando aún no ha conocido a Dios, se satisface de manera equivocada y temporal, a través, de los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, todo lo cual le lleva a muerte; y dice la Biblia:
"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". I Juan 2:1
En cambio el hombre con Dios satisface su necesidad y sed del alma sólo con la insaciable ansia por la presencia y búsqueda constante de Dios.
El salmista expresa esta necesidad comparando esa sed y ansia, con el bramido de un ciervo, es decir con el grito que manifiesta el animalito cuando su necesidad de agua es extrema y así debería ser la vida de cristiano.
"Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por tí, oh Dios, el alma mía". Salmo 42:1
Ahora por un momento imaginen estar caminando por un gran desierto sin haber bebido una gota de agua por varios días. ¿Cómo creen que se sentirían? considerando que bajo el abrazador calor del sol la sed se incrementa aún más, así nos sentimos muchas veces en medio de los problemas, la presión del mundo y el abatimiento del alma, más debemos reconocer que si en lo físico nuestra única necesidad en el desierto sería conseguir agua pase lo que pase, cuanto más en lo espiritual nuestra búsqueda y anhelo de Dios debería ser incesante.
De esta manera nuestra alma debería anhelar siempre la presencia de Dios, clamando por El momento a momento, deseando su presencia como lo más preciado. Anhelando a nuestro Amado como lo único y mejor para la satisfacción de nuestra alma ¡esto es realmente maravilloso y sublime!.
En la vida que Dios nos ofrece vivir, no como algo rutinario ni religioso, sino como algo vivo y nuevo que reverdece día a día. Declara conmigo ahora esta necesidad a través de la Palabra de Dios:
"Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de tí, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario". Salmo 63: 1-2.
Amados hermanos, esta declaración de la Palabra debería ser para nosotros un cántico diario, sin dudas ni condiciones, sólo creyendo que así será, porque Jesús mismo lo dijo:
"Si alguno tiene sed, venga a mi y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva". Juan 7:37b-38.
El comprender que eres hijo de Dios es comprender que el Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado del poder del pecado y de la muerte
"Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte". Romanos 8:2
Por lo cual ahora tu naturaleza espiritual no busca más la muerte, sino la vida en Jesucristo.
Ha llegado el tiempo de vivir y respirar por Dios, ha llegado el tiempo de entender la prioridad de nuestra vida en El, ha llegado el tiempo de vivir postrados a los pies del maestro, porque sólo en su presencia hay plenitud de vida, y porque sólo en El nuestro ser obtiene vida en abundancia.
Tan sólo queda decirte que en este instante Dios mismo te está anhelando, no olvides que te ama y siempre está esperando por tí.
"Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme y viviréis". Amós 5:4.
QUE DIOS TE BENDIGA HOY, MAÑANA Y SIEMPRE

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